martes, 14 de enero de 2014

VISITANDO EL SALTO LA NEGRA LIBRE

Se encuentra en el corazón del Valle de Pancanta. Las grandes rocas que forman este magnífico paisaje dejan observar una caída de agua de 65 metros de altura que terminan en una olla de 12 metros de profundidad. La vertiente se encuentra sobre un pequeño arroyo, afluente del río Grande y resulta uno de los atractivos turísticos más disfrutados por los visitantes que se acercan para refrescarse en un deseado chapuzón.



http://www.pinardelvalle.com/

RUTA N9 LA CAROLINA /SAN FRANCISCO


Ruta Provincial Nº 9, entre los municipios de La Carolina y San Francisco del Monte de Oro. Este camino tiene un recorrido hasta San Francisco de 34 km con un promedio de 1h 53 m. de tiempo de recorrido. A 1.9 km al norte de La Carolina, por Ruta Provincial Nº 10, a mano izquierda se encuentra la señalización que indica el acceso a San Francisco. Esta ruta atraviesa las Sierras de San Luis de este a oeste. Recorriendo 2.9 km/7" 42" se puede observar a nuestras espaldas una amplia visual del cerro Los Mellizos, el cerro Porongo, Tomolasta y demás cerros volcánicos. Continuando a los 43 km/12" 08" comienza La Pampa de Las Invernadas, es una penillanura de superficie irregular, relicto del antiguo relieve arrasado por la erosión, elevándose con el ascenso general de los bloques que conformaron posteriormente la sierra. Esta parte superior de estos bloques son espacios chatos salpicados de lomas y valles profundos que los cortan y le quitan continuidad.

Es interesante observar la vegetación, ya que ascendiendo por arriba de los 1.400mts. las condiciones climáticas imponen un estrato herbáceo y la supresión del predominio arbóreo. Este es el reino de las hierbas duras, un continuo manto herbáceo de color amarillento. La Pampa de las Invernadas se encuentra sobre una penillanura entre los 1.700 y 1.800 mts. Luego se encontrará a los 7.6 km el Río Turbio, mas adelante el Río Claro a los 8.9 km que desciende hasta San Francisco. Después se observará a los 2.1 km una formación rocosa de gran interés paisajístico. Mas adelante a los 12.05 km de mano izquierda se observa un paisaje simple de gran belleza, desde una cornisa, en donde hay una pendiente abrupta, con visibilidad de toda la planicie y depresión del oeste de la provincia, Gral. Roca y su embalse y Sierras de Las Quijadas. Continuando con el camino, es posible observar en otro mirador cercano al cerro El Amago, el nacimiento del valle de San

Francisco, el Río Claro, sierras y Río Socoscora. Mas adelante a partir de los 15 km comienza un gran descenso de la sierra en un trayecto de cornisas con 50 caracoles que hacen posible descenderlo. A los 18.1 km se encuentra el cartel de punto panorámico desde donde se observa una visual del valle de San Francisco.



VISITA A LA MINA DE ORO DE LA CAROLINA



Aquellos que tienen espíritu explorador y visitan la provincia de San Luis, tienen la oportunidad de realizar un exclusivo turismo minero, al visitar la mina de oro Buena Esperanza, en la localidad de La Carolina.

Para experimentar esta clase de excursiones, se debe recorrer los 80 km que separan a la capital puntana de La Carolina, tras recorrer el hermoso valle de Pancanta hasta el pie del cerro Tomolasta, de 2.018 metros sobre el nivel del mar.

Para llegar aquí se debe transitar la ruta provincial nº 9, con dirección norte.
Una vez en el pintoresco poblado, que parece estar ajeno al paso del tiempo, se debe contactar un operador local y de ese modo lograr acceder al interior de las antiguas minas que, desactivadas, continúan arrojando sorpresas a sus visitantes.

La villa turística La Carolina data de 1792, año en que fue fundada por el entonces Marqués de Sobremonte, en honor a la esposa de Carlos III de España.

Este antiguo poblado tuvo su auge a mediados del siglo XIX, cuando un casual descubrimiento generó la más descabellada fiebre de oro que sufriera el país.

Muy pronto, la incipiente actividad minera generó que compañías inglesas y españolas llegaran hasta la región para extraer el oro que se albergaba en las montañas, eclipsando por completo la tradición pastoril y ganadera de la zona.

Alrededor de esta labor, comenzaron a construirse viviendas de piedra junto a calles angostas que culminaban en oscuros túneles, donde los mineros se adentraban en busca del preciado mineral.


Culminada la máxima explotación de las minas, terminó la etapa próspera del pueblo. Zorras oxidadas, hierros retorcidos, túneles abandonados, depósitos destruidos y personas viviendo del recuerdo de un sueño hecho por escasos momentos realidad, se apoderaron del espacio.

En las inmediaciones de la localidad, se alcanza a escuchar el murmullo del arroyo Carolina, de aguas claras, que discurre con la promesa de lavar oro alguno de estos días.

Para disfrutar al máximo de la excursión en el interior de la mina, se es provisto de la vestimenta adecuada para realizar esta clase de actividad. Cascos con linternas y botas de goma son algunos de estos elementos. La actividad consiste en visitar el interior de los antiguos socavones. A medida que se entra en las profundidades de las minas, cuya extensión llega a los 300 metros, se logra apreciar distintos minerales de la corteza terrestre, formaciones de estalactitas, estalagmitas y fallas geológicas.

Es una experiencia única, cautivante y muy emocionante. No presenta mayores grados de dificultad, por lo que es recomendable para toda la familia



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